Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas (Roger) +18 xD

Eran mis primeros días en el colegio y aún no podía conciliar el sueño, daba vueltas en mi cama pero todo era infructuoso, suspiré, me senté en el colchón con los pies apoyados en el suelo y observé la noche estrellada, adornada hermosamente por una luna llena que sobresalía preciosa por el firmamento.

Decidí levantarme, ya que los ronquidos de algunos de los chicos me molestaban en exceso, tal vez ese era el motivo de mi falta de sueño, sin embargo no decidí darle mucha importancia, supuse que con una vuelta por los alrededores, finalmente este llegaría y podría conciliarlo.

Me puse una camiseta de manga larga, un short largo, me arreglé un poco el cabello que estaba desordenado y finalmente salí de la sala, en dirección hacia el pasillo, con pasos lentos pero firmes fui deambulando, el colegio era tal cual mi padre me lo había descrito, espacioso, amplio en exceso, con largos corredores y pasillos, el frio que provenía de afuera me invadía completamente, pero no era un problema debido a mi ropaje.

En mi travesía decidí ir hacia las torres, desde ahí, sin duda, se contemplaban mejor las estrellas, era algo que me fascinaba hacer y me calmaba cuando la ira me dominaba, me mordí el labio, sentía que en cualquier momento algún profesor podría atraparme mientras hacía su guardia, no me importó en lo más mínimo, la sensación de adrenalina se apoderaba de mí a pasos agigantados, estaba ensimismado en mis pensamientos, buscando dirigirme hacia una de las torres cuando una ráfaga de luz casi me encegueció.

Saqué mi varita y arquee la ceja, escuchaba pasos, movimiento, decidí seguirlo, apresurando un poco mi andar llegué hasta la fuente, observé de reojo, por la ubicación esta parecía ser la torre oscura, sin embargo, ahora estaba completamente iluminada. Decidí observar un poco más y detallé una figura, sonreí enseguida, la identifiqué casi que al instante, me mordí el labio y caminé sigiloso hasta estar cerca de ella.

¿Por qué no me haces las poses a mi…en vez de al espejo…?

Susurré en un tono provocador, mientras me sentaba en el suelo y la observaba con el labio mordido.

Mantuve mi sonrisa observando su reflejo a través del espejo de forma penetrante, aún con el labio mordido y una expresión juguetona, me encogí de hombros… ¿Qué si harían efecto? Eso dependía exclusivamente de ella, ya que yo no era para nada un chico fácil, además de que me gustaba sobremanera sentir que llevaba el control de la situación.

La observé fijamente mientras bailaba, esta vez mi rostro dibujó una expresión seria, como contemplativa, Charlotte no estaba nada mal, de hecho, era mi prototipo de mujer, era la clase de chica por la cual dejaría a un lado la rivalidad Gryffindor – Slytherin solo para llevármela a la cama, sin embargo, no podía permitir de ninguna manera que ella supiera nada de eso, ahí estaba la razón principal por la que la rechazaba, y también por el hecho de que necesitaba hacerle saber que se iba a jugar con mis reglas, no con las suyas.

Llevé mis manos hacia atrás, observando, todo mi peso era cargado por las palmas mientras mis ojos bailaban como hipnotizados al ritmo de las caderas de la leona, en mi cabeza quería simplemente alejarme, evitar ser tan obvio y que ella se sintiera dueña de todo, pero la realidad era distinta, ya que la observaba de arriba a abajo con un gesto bastante provocador, el labio mordido y los ojos fijos, sin parpadear, en su anatomía… ¿La provocaba para luego dejarla? Sería lo ideal que pensara eso…aunque mi cabeza estaba dispuesta a seguir cualquier orden que ella diera, era un extraño juego en el que yo me sentía presa sin tener la posibilidad alguna de ser cazador.

No lo sé, Charlotte…sabes que no soy un chico fácil…sabes que si me entregara a ti…se acabaría la diversión…sabes que si te lo hago sencillo…no tiene gracia…sabes que si quieres ganarte a la serpiente…debes esforzarte un poco más…

Sonreí, enigmático, ¿le estaba dando una oportunidad? No, quería simplemente que ella tuviera esa idea, la vi levantarse completamente y me hice hacia atrás levemente para luego acomodarme de una manera en la que tuviera sus piernas a centímetros de mi cara, poco a poco me fui incorporando mientras le lamía suave y tortuosamente la pierna derecha, subiendo por su cintura y su estomago, dejando sus senos para luego.

Sabes que deseas acostarte conmigo…sabes que deseas gritarle a todo el colegio que soy parte de tu lista…pero… ¿Qué harías para que eso pase…? ¿Me obligarías…? Tus amigas hablan mucho…y pueden llegar a perjudicarte…así que más te vale no equivocarte conmigo…

Enarqué la ceja divertida cuando me percaté de su expresión: Labio mordido, mirada penetrante, expresión juguetona. O me imaginaba desnuda, y tenía una pequeña fantasía en su mente; o se rendía ante el encanto de la leona que reposaba en mi, lista para cualquier situación agitada, dispuesta a saltar y provocar un buen desastre que le dejaría con el recuerdo de ese día grabado en su mente para siempre, tanto así que lo recordaría cada vez que cerrara los párpados.

Entonces, su expresión cambió drásticamente. No supe si eso era bueno para mí o si era malo, tampoco iba a preguntarle porque se vería bastante terrible y de perdedora dejar de bailar con suavidad y sensualidad para acercarme a él con expresión curiorsa "¿Qué ha pasado que has puesto esa cara de chico serio y torturado?" Sin embargo, mi curiosidad y mi habilidad de hablar sin pensar pudieron más que yo.

¿Por qué el semblante tan serio?

Interrogué con tono juguetón, mientras sonreí torcidamente. Con mucha calma me acerqué a él, y me dejé llevar por el roce de su boca con mi piel; entonces abrí los ojos: el siempre tenía el control, y justo ahora quería tomarlo como siempre lo hacía para luego si el quería irse y dejarme con las ganas. Esta vez no sería así, esta vez sería yo quien se podría ir si quería. Le escuché atenta, con mi sonrisa tan amplia como siempre. Con mi mano le impulsé para que sentara.

Me gustan los desafíos, y me gustan los juegos pero sabes que no me gustan las reglas así que: No hay reglas.

Me senté sobre sus piernas, mientras delineaba con mi dedo la forma de su pecho, yo seguía moviendo mis caderas ligeramente mientras estaba sobre su bulto. Le rocé el cuello juguetonamente y le mordí el lóbulo; fijé mis ojos verdes en los suyos.

¿Me dirás que yo soy la única entre los dos que quiere probar lo del otro? Te equivocas, acá el que me desea eres tu, lo veo en tus ojos, y no me retes a obligarte porque soy capaz de hacerlo.

Con un movimiento de su varita, hice aparecer una soga invicible alrededor de sus muñecas y lo até de modo que entendiera perfectamente, que la que llevaba las riendas del juego era yo. Me acerqué a su oído y susurré en tono seductor.

Tu solo deleitate observando-

Algo en mí me decía que ella tramaba algo, lo podía notar, su seguridad y su confianza la delataban sobremanera, Charlotte nunca había proyectado nada de eso en nuestros últimos encuentros, yo sentía que siempre podía manejarla a mi antojo, sin embargo, ella parecía tener una especie de plan en sus manos.

Le interesaba saber por qué había cambiado de semblante, arquee la ceja… ¿eso qué más daba? ¿Creía que se lo iba a decir así, sin más?, negué con la cabeza, como dándole a entender que le iba a costar sacarme esa respuesta, ella seguía con su baile incitante y yo, con mi juego, no le iba a responder como ella quería por más que tuviera ganas de arrancarle la ropa.

Cuando estaba a punto de inventarle cualquier cosa para despistarla, ella me empujó suavemente hacia el piso, haciendo que de nuevo cayera sentado, mi expresión fue de incredulidad y de molestia conmigo mismo, por primera vez me sentía manifiestamente su juguete, algo en ella había cambiado y sentía que ya no era bueno provocarla tanto.

Charlotte… ¿Qué ha…?

Negué con la cabeza, estaba genuinamente confundido, y ella parecía realmente manejar la situación de una manera magistral, al punto de que no me dejó terminar la pregunta, de alguna forma u otra ella no parecía querer decirme qué planeaba con todo esto, sin embargo, si dejó algo muy en claro: Que no había reglas y que todo valía.

La observé sentarse lentamente sobre mí, y ahí, por primera vez, pude entender por qué los Gryffindor eran unos leones, su gesto y su movimiento se asemejaban muchísimo a un león que buscaba jugar con su presa antes de devorarla con lentitud. Me arquee levemente al sentir el contacto, ya que su entrada encajaba justamente con mi miembro, el cual empezaba a “despertar” de una manera bastante brusca.

Con sus dedos sobre mi pecho, delineando este con gran maestría, suspiré, ella me había atrapado, sabía que la deseaba, pero mi orgullo me impedía admitirlo con la facilidad que ella esperaba, así que negué con la cabeza.

No digas tonterías…aquí la que está haciendo todo esto para que yo me fije en alguien…eres tú…

Dije con un tono bastante directo, buscaba levantarme, sin embargo sentí unas sogas apretando mis muñecas, obligándome a quedarme ahí, apreté los dientes buscando fuerzas, ya que aunque no veía nada, podía percibir la presión, moví levemente la cabeza, me sentía algo mareado…unas palabras de ella me dejaron completamente aturdido…”deléitate observando”

Tenlo por seguro de que lo haré…e incluso haré algo que te encanta…te subiré el ego hasta la estratosfera mientras te como con la mirada… ¿qué opinas de eso?

Susurré, incrédulo internamente, pero deseoso de ella, externamente…

Cuando pronuncié aquellas palabras, no podía creerlo…¿la deseaba sinceramente, o era producto de aquella extraña sensación que percibía? Desvié la mirada mientras mi cabeza no daba respuesta a esa interrogante.

Todo estaba pasando realmente rápido, siempre había tenido el control absoluto sobre Charlotte, sobre sus emociones más bajas, siempre la había dejado con la idea de que yo era alguien difícil de manejar, era casi imposible de domar, sin embargo, ahí estaba, atado al suelo con una soga invisible, ella me pedía que disfrutara el espectáculo, y sin duda era algo digno para admirar, pero dentro de mi el orgullo iba creciendo a medida que la sensación de impotencia también aumentaba, suspiré, hice caso omiso a su pregunta y la observé con gesto neutro.

Sentía que si le hacía saber que me gustaba, que la deseaba, iba definitivamente a destruirme, mi reputación era algo que había cuidado desde que llegué, y el hecho de verme involucrado con una Gryffindor, sin duda me hundiría.

No digas tonterías…sabes perfectamente que lo que hice no es cierto…

Mentía, con un tono bastante seguro pero mentía de la manera más descarada, si llegué a comérmela con la mirada de forma sincera, ese cuerpo era casi imposible de rechazar, tragué saliva, mirando a todos lados, evitando por todos los medios de toparme con la expresión burlona de Charlotte y a la vez buscando mi varita, sabía que debía mantener la calma y pensar con cabeza fría, pero cuando lo intentaba, la soga liberaba en mí una gran cantidad de adrenalina, de testosterona, era como si esa soga me convirtiera en otro completamente…en lo que ella esperaba de mí.

El cambio era lento y bastante tortuoso, parecía como si quisiera que me mantuviera consciente de absolutamente todo, cuando estaba a punto de encontrar un modo de escapar de la soga, me sentí cautivado de la manera más baja por la silueta de la leona, me mordí el labio de manera sádica, perversa, dejando que ella penetrara en mis más bajas pasiones con una simple mirada.

Sentí un estremecimiento enorme cuando ella se posó detrás de mi y me mordió el lóbulo de la oreja, suspiré, casi gemí, cerrando los ojos, la influencia de la soga al parecer era tremenda, intentaba por todos los medios de colocar mi cabeza sobre su pecho.

¿En serio…? ¿Tan obvio soy…? Me encantas Charlotte…me enloqueces…no sé cómo pude resistirme a ti tanto tiempo…es evidente que te necesito…

Susurré, extasiado, esta sería la última oportunidad que tendría para escapar, y necesitaba llevarla con la mayor cautela posible.

Me mordí el labio con lujuria desmedida, poco a poco "aceptaba" a mi nuevo yo, el que estaba completamente a merced de Charlotte, sonreí, ella mencionaba a mi miembro, completamente despierto y ansioso por llenar el hambre que se apoderaba de el a pasos agigantados.

Con ese mismo semblante la observé, siempre tan altiva, caprichosa y prepotente...le encantaba que se lo repitiera, decía con voz casi autoritaria, aquella oración fue prácticamente una orden que retumbó en mis oídos directamente, de arriba a abajo la detallaba con lentitud, con aquella pasividad del que observa una obra de arte, no era dificil inflarle el ego viendo ese cuerpo semi desnudo, dejé que mis instintos se apoderaran de mi e hice un ademán para liberarme, apretando los dientes con fuerza, quería poseerla, no me importaba en lo más mínimo que ella presumiera de mi como trofeo, si ella quería que eso fuera, eso sería.

¿Te gusta...? ¿Te gusta escuchar también que si me pides que sea completamente tuyo, lo seré...? sabes que la mayoría me desea...pero solo tú tienes el poder para que yo sea completamente de tu propiedad...

Enseguida observé lo que ella tenía entre sus manos...¿cartas? si, era un mazo de cartas tradicional, arqueé la ceja intrigado, podía intuir lo que tenía en mente, pero sin embargo siempre los juegos de cartas tienen "truco"...y no estaba en posición para dejarme sorprender...

Son cartas...obviamente...pero...¿qué quieres con ellas?

En el tono de mi voz se podía sentir la intriga, la curiosidad, y la incredulidad...parecía que ella me descubría y me daba una oportunidad para liberarme...

Me gustaba lo que escuchaba, y mucho. Tal vez debería hacerle caso y soltarle de una buena vez para que saciara su necesidad...bueno ambos saciáramos nuestra sed de sexo, de tener el otro, de sentir el calor del cuerpo que este sobre ti, escuchar los jadeos y gemidos mezclados con el sudor y las caricias de una buena noche de pasión.

Le sonreí.

¿Estás diciendo la verdad? Conozco tu juego, te gusta manipular casi tanto como a mi.

De nuevo me agaché como un bebé, y me acerqué a su oído para susurrarle, muy bajo y en un tono de calma y seducción ¿Cuánto tiempo soportaría Roger? Esa era la gran pregunta, también le seguían algunas como si realmente eran cosas suyas o me había pasado un poquito con la dosis de la cuerda, jugaba o era cierto, que conseguía si lograba manipularme de nuevo.

Solté una suave carcajada, aún en su oído y en posición de perrito. ¿Qué que hacía con el maso de cartas?

Me cercioro, de manera divertida que no huirás tan fácilmente.

Me separé de él, y alcé ambas cejas como si mi plan fuera obvio, un juego del azar para poder deshacerme de sus ropas cada vez que perdiera, claro iba a tratar en lo posible porque el fuera el que perdiera ya que, yo no tenía mucha ropa de por si y si perdía tendría que quedarme desnuda...

Jugaremos, y cada vez que pierdas te quitaré un prenda.

¿Manipularte...? ¿crees que estoy en condiciones para eso...? ¿cómo esperas que pueda manipularte cuando necesito tocarte, besarte y acariciarte para poder estar tranquilo conmigo mismo...? ¿¡Que diablos me hiciste?!

Comenzaba a perder la paciencia, necesitaba hacerla mía, pero a la vez necesitaba liberarme, me mordí el labio con desesperación, sintiendo la fricción de una invisible soga quemar fuertemente mis muñecas. Gemí levemente en un gesto de desesperación e impotencia, no era fácil para mi verme sometido por una Gryffindor, y mucho menos por alguien a quien yo trataba como mi diversión personal, sin embargo, las cosas habían cambiado, la realidad era distinta y yo necesitaba una manera de adaptarme a eso, para, así y solo así, liberarme.

¿Quitarme una prenda...? ¿Te volviste loca...?

Pregunté, con un tono de extrañeza bastante fingido, ya que enseguida sentía la soga de nuevo hacer su trabajo, me hizo cerrar los ojos y estremecerme al imaginar las mil y una formas que ella tendria de desvestirme, suspiré y doblé una de mis piernas, dejando que viera mi miembro hambriento y deseoso por su cuerpo, por mi cabeza pasaban una serie de cosas que aumentaban sobremanera la lujuria que trataba de contener por todos los medios, era un cumulo de pensamientos impuros con la mezcla extraña de orgullo por el simple hecho de que estar con ella era eticamente imposible, la miré, con ojos encendidos, tal vez eso era lo que lo hacía interesante.

¿Quieres esto...? ¿Me quieres a mi...? no lo tendrás...eso te lo puedo asegurar...¿cómo me aseguro de que esas cartas no están hechizadas...? Podría perder sin reparo alguno...casi sin darme cuenta...o...podría dejarme ganar para que disfrutes con tu trofeo...

Me arquee suavemente aun observandola, parecía como si sintiera fuertes inyecciones de placer con solo verla, pasandome la lengua por los labios, me acomodé, y solté una última pregunta, como conociendo mi destino.

¿Qué juego tienes en mente...?

Asentí con lentitud, mientras escuchaba si de verdad lo creía capaz de manipular. Si lo hacía, lo creía porque el tenía una de esas extrañas cosas que nunca sabes descifrar que terminabas haciendo lo que el quería y como el quería. Nunca comprendí el porque pero sabía que el estaba consciente de ese poder sobre las chicas, y lo sabía utilizar muy bien.

Negué con suavidad y divertida, cuando me dijo si estaba loca. Sonreí de medio lado, la verdad lo de las cartas era una distracción, para que así yo me escabullera unos minutos y buscar ese accesorio necesario para volverle loco.

Un juego que te va a gustar. Ahora, cierra los ojos.

Sonreí, colocando las cartas en su regazo, y por atrás vendándole. Le volví a morder el lóbulo juguetona y tomé mi varita, para ir con velocidad a la cocina y tomar una crema batida, y una botella de whisky de fuego que sabía que los elfos domésticos solían esconder y beber a escondidas. Con sigilo y mucho cuidado me aventuré a devolverme a la torre donde estaba Roger. Entré sigilosa y me senté frenté a el.

¿Me extrañaste? Porque traje unas cosas que nos serán útiles.

Coquetamente, le quité la venda de los ojos, y le enseñé la crema batida.

Confieso que no quiero jugar cartas ¿Y tú?

Suspiré, me tenía vendado y me sentía aun más indefenso ante sus exigencias, negué con la cabeza al percibir de que ya no estaba ahí, intenté por todos los medios de liberarme pero esa soga era realmente imposible, y a medida que buscaba más safarme de ella, apretaba más.

Cerré los ojos y me relajé, dejando que la soga hiciera su trabajo, me mordí el labio imaginando lo que Charlotte podría estar buscando, y finalmente cuando sentí sus manos quitarme el vendaje, lo primero que se me ocurrió fue lamerle con suavidad la palma de estas, ella me preguntó si la había extrañado, a lo que sonreí con el labio mordido y negué con la cabeza, suavemente.

Sabes la respuesta a eso...

Susurré, con un suspiro de por medio, mientras arqueaba la ceja y la observaba con curiosidad.

Quiero saber qué te traes entre manos...y haré lo que sea para saberlo...

Puede ser que si, supiera la respuesta a esa pregunta que había hecho y yo estando en sus zapatos me imagine que si a mi me vendaban y estaba amarrada con una cuerda que aumentaba la tensión y el nivel de testoterona también me extrañaría...aunque este no estaba segura del todo si era un caso como ese.


Agité el fasco de crema batida, y me puse un poco en el dedo, el cual con delicadeza y sensualidad se lo metí en los labios entreabiertos de Roger, con lo que quedaba de crema se lo embarré por el labio para poder quitárselo con la punta de mi lengua.

Volví a aplicarme un poco de crema en el dedo, para embarrarsela en el cuello y lamer con mi lengua esa zona cubierta de crema, cerré los ojos y luego sonreí a mi juego, estaba algo lento tal vez por el hecho de querer verle tan desesoerado por el calor femenino que me suplicara que me quería...al menos para esa noche.

Enarqué la ceja divertida, y le miré cuando me dijo que haría lo que sea.

¿Lo que sea? Es una afirmación complicada sii no soy de las que planean.

Me mordí juguetoina el labio, y con mis dedos le recorría el pecho.

Agitado me quedé mirandola cuando ella me colocó la crema sobre los labios, al sentir su lengua quitarlo todo, la primera reacción que tuve fue la de arquearme tanto como mi cuerpo me lo permitía, sentía una explosión enorme de placer que me recorría brutalmente, tenía la sensación de que la soga ayudaba muchísimo para que esto sucediera, sin embargo, no podía evitar sucumbir ante los deseos de Charlotte.

Ahora la crema era colocada en mi cuello, empezando a esparcirse por zonas que eran "prohibidas" y que me harían enloquecer al instante, yo lo sabía perfectamente, mi respiración aumentaba brutalmente, como si conociera de antemano mi destino y lo que estaba por experimentar.

Al sentir su lengua recorrer mi cuello, apreté este con fuerza, dejando que quedara completamente rigido, pero esto no impidió que diera un gemido largo, prolongado y placentero, no sabía si había llegado a un primer orgasmo, lo que sí sabía era que Charlotte estaba haciendo todo lo posible para encenderme de una manera feroz.

Cuando sentí que había terminado, suspiré largamente, abriendo los ojos y mirandola encendidamente, estaba agitado, con el labio mordido y bastante deseoso de ella, observé como ella jugaba con mi pecho y llevé la cabeza hacia atrás, enloquecido.

Si...haré lo que sea...o incluso...dejaré que me hagas...lo que sea...no escaparé esta vez...te lo juro...

Estaba justo como lo quería; y eso me complació de tal manera que me hizo sonreír de medio lado.
Me encanta verte en estos momentos, creo que podríamos llegar al acuerdo de soltarte...o no.
Sonreí divertida, y me aplique un poco de crema batida en el brazo haciendo un camino hasta muy cerca de mi camisa.
¿Gustas de un poco?
Enarqué la ceja de forma provocativa, y me dije que ya la cuerda había hecho su trabajo, al acelerar las emociones de Roger en ese momento.
Con suavidad me senté de nuevo sobre sus piernas, y lo desaté y observe.
Recuerda que prometiste no huir
De nuevo le coloque el brazo cerca de sus labios para que retirara la crema batida que con delicadeza me había distribuido por mi brazo, me gustaban los juegos y mucho y Roger era buen jugador de eso estaba más que segura, siempre me pasaba lo mismo. Estaba vez estaba más que segura que no huiría, de eso me había encargado ya al colocarle ese hechizo a la soga y haber cerrado con llave la puerta...Al menos si le daba por irse a mitad de camino volvería solo para saciar su necesidad,

Roger se mordió el labio impaciente, necesitaba escapar, incluso cuando había jurado no hacerlo, él era una serpiente y si debía mentir para asegurarse su bienestar, lo haría sin mayor problema, apretó los dientes de forma tal que se le acentuaron las venas en el cuello, producto del enorme esfuerzo que estaba realizando, este, en vano, estaba siendo contemplado con mofa por Charlotte, la cual finalmente había decidido soltarlo.

El apenas sintió sus muñecas libres, las movió con suavidad, negando con la cabeza y mirando con odio a Charlotte, no podía creer que ella llegara a tanto por él, se sentía ahora normalizado, capaz de controlar y sobrellevar sus propias emociones, aun agitado, pero poco a poco eso pasaría.

Observó como ella se sentaba sobre él y lo incitaba con crema batida, enarcó la ceja enseguida...él no iba a ceder a sus caprichos luego de semejante insulto, sin mediar palabra se separó de ella y avanzó hacia la puerta, sin embargo, desvio la mirada para observarla, tenía el brazo cubierto de crema y este formaba un delicioso camino hasta su cuello.

Roger se mordió el labio, suavemente, y se acercó a ella, consciente de que había ganado, al igual que sin mediar palabra se levantó, de esa misma manera se arrodilló frente a ella y comenzó a retirarle con la lengua la crema, subiendo poco a poco hasta llegar a su cuello, el cual mordió con intensidad, mientras se quitó su propia camiseta con salvajismo.

Ya te lo dije...haré lo que sea...incluso entregarme a ti...

Concluyó, para luego abordarla con un beso pasional y lujurioso.

Observé con detenimiento como casi abría la puerta y se iba, y de alguna manera me hizo sentir herida porque había caído en la tonta trampa de creer que no se iría ¿Por qué siempre creía ciegamente en lo que el hacía o decía? Total el era una serpiente y ellas solo jugaban como lo hacíamos ahora, es mas no tenía porque molestarme o sentirme herida, desde un principio el me había dejado muy claro que no haríamos más que jugar más que pasar un buen rato para luego fingir que nos tratábamos de alguna manera diferente.

Alcé la mirada cuando se me acercó y cerré con suavidad los ojos cuando con su lengua empezó a retirar de mi brazo el camino de crema batida que me había cerciorado de trazar con cuidado hacía mi cuerpo...Entonces me beso lleno de lujuria. Por un momento sentí un arrebato de furia porque me hizo desconcentrarme; penetré en su boca con mi lengua batallando con la suya, lo quería, y justo en ese momento me gustaba la idea de solo divertirme, no quería nada serio...

Pasé mis manos por su cabellera negra y las enredé allí para profundizar ese beso salvaje lleno de lujuria y pasión, con mi otra mano le acaricie el abdomen desnudo como si con esto estimulara el acto de excitación.

Hazme tuya, entonces.

Murmuré entre el beso mientras me deshacía de mi camiseta, y dejaba a la vista mi conjunto de victoria´s secret negro encajado. Ya no había vuelta atrás...El juego había comenzado y yo había declarado lo que quería después que el me lo había dicho.

Roger sintió la respuesta bestial a ese beso y lo aumentó como pudo, se acomodó en el suelo y la sentó encima de él para que ambos estuvieran igualmente comodos, jugó ferozmente con su lengua, haciendo el beso bastante más sádico de lo que parecía, sentía las manos de Charlotte recorrer su pecho, eso lo excitó sobremanera, los dedos hábiles de ella estremecian cada fibra del Slytherin, que buscaba más de la leona, como si cada beso fuera un bocado de oxigeno para él.

Sonrió respirando agitado, ella había pedido que la hiciera suya, sin embargo, eso sería a su ritmo, Roger suspiró extasiado con lo que había escuchado y enseguida descendió hasta el cuello de Charlotte, el cual aun tenía unos residuos de crema.

Recuestate...

Le pidió, acostandola poco a poco, ella estaba en un irresistible conjunto de ropa interior negra que al Slytherin simplemente lo enloquecía. Sonrió nuevamente, cuando la vio completamente acostada, lo primero que hizo fue sentarse sobre ella y lamerle todo el cuerpo con lentitud pero con intensidad y firmeza, de arriba hacia abajo primero, y luego haciendo el camino contrario.

Lo haré...pero a mi modo...te haré sufrir...

Susurró él en su oído, mientras le acariciaba todo el cuerpo y le mordia suavemente el lobulo de la oreja.

Cuando lo sentí lamer los residuos de crema de mi cuello no pude evitar soltar un leve gemido cargado de un placer tan inmenso que hasta a mi me sorprendió. Fue algo suave pero a la vez sexy, lo que nunca antes me había gustado admitir, pero, creo que fue una reacción al sentir tan cerca el cálido cuerpo de Roger cerca del mío, tal vez las energía opuestas habían provocado ese choque en mi y me habían hecho gemir de placer.

El me pide que me recueste, y le obedezco con una sonrisa, mientras mi pecho agitado subía y bajaba sin ningún compás. Mi respiración estaba tan acelerada que bien parecía que había corrido un maratón.

Me mordí el labio inferior con algo de impaciencia, nunca se me dio bien eso de esperar e ir con lentitud más el pensar que yo le había hecho lo mismo al provocarlo y atarlo con la soga me hacía creer que una por una no era trampa. Le sonreí de medio lado.

¿Me harás sufrir?

Solté estremeciéndome ante el roce de su aliento en mi piel, cerca de mi oído. Aferré mis manos en su espalda dudosa de poder resistir la tortura de esperar mucho tiempo...Tal vez si iba a sufrir.

Roger sonrió con la suficiencia del que sabía que tenía todo controlado, sintió las manos de Charlotte, las cuales hablaban por ella...deseaba en exceso ser poseida, sin embargo, el era lento cuando quería serlo, y ahora, sin duda, aquello era lo mejor. Se mordió el labio y sonrió también de medio lado, una sonrisa arrebatadora que le decía muchas cosas pero a la vez callaba de manera sepulcral otras cuantas.

Se levantó y tomó su varita, observando a su alrededor, no temia porque Charlotte se fuera, su excitación era el principal nudo que ella iba a ser incapaz de desatar, así que el Slytherin enseguida miró el bote de crema y con un movimiento rápido de su varita lo transformó en chocolate, esto ella no lo sabría hasta tenerlo en su piel ya que el envase seguía siendo el mismo, también hizo aparecer unas uvas y las transformó en fresas, dejandolas muy al alcance de la Gryffindor, eso sí era una provocación para ella, así que rápidamente Roger hizo que la misma soga que Charlotte había usado con él, se le volviera en su contra.

Tomó ahora la champaña y se la regó en el cuello delicadamente, sentandose sobre ella, haciendo una perfecta "penetración" con la poca ropa que tenían aun puesta, y pasandole la lengua por el cuello, quitandole suavemente el liquido, para luego, en otro plato, revelar el chocolate y mojar una fresa en el.

La pregunta es...¿Tú quieres sufrir...?

Susurró él, dandosela para que comiera.